Llevo años enredado en tus manos, a veces incluso en tu pelo, y siempre en tu cabeza.
¿Dices que no puedes más?
¿Dices que deberías estar cansado de mí?
No te creo. Sé que en el fondo quieres más.
Sé que ya no puedes vivir sin mí, y de eso me aprovecho.
¿Alguna vez te dije que me iría?
Sabes que no, que nunca lo haré, que llevo en tu casa toda la vida y que llegué para quedarme. En tu hogar he plantado mi bandera, he traspasado todas las fronteras y he ocupado hasta los espacios más íntimos, esos donde otros nunca llegarían.
¡Soy el rey! Y siempre reinaré
Sé que no puedes vivir sin mí.
Sé que no puedes estar sin mí.
Dices que estás esperando, que quieres que vengan a buscarte.
¿Para librarte de mí? Pues no te muevas, espera si quieres.
Nadie lo hará. Nadie te encontrará.
Te quedarás para siempre conmigo, en mi reinado.
Y recuerda: sin fronteras. Estaré contigo en cualquier lugar.
Déjate llevar, porque no puedes vivir sin mí.
No hay manera.
Por cierto, todo esto ya te lo contaron. Fue Coque Malla, allá por el año mil novecientos noventa y ocho, y es un mensaje que perdura; no hace falta que seas de la década de los setenta u ochenta para haberlo escuchado. Otra cosa es que lo hayas sabido interpretar.
Ah, se me olvidaba presentarme… Soy tu teléfono móvil.
...
Ahora, si te apetece, vuelve a leerlo escuchando la canción 😉
Cada uno con sus drogas. A mí me pasa con los libros, con el alcohol, con el tabaco, con la heroína, con Sálvame… Uf, tengo el mono, ¿cómo se atrevieron a quitármelo?
Saludos,
Sorpresa!! No me lo esperaba, tuve que llegar al final pero qué bien lo has expresado. Fantastico